Erik Satie (1866-1925), francés de madre anglo-escocesa, fue sin duda uno de los compositores más representativos de la evolución artística del siglo xx. El celebrado autor de ¿Gymnopédies¿ y de ¿Trois morceaux en forme de poire¿, de ¿Parade¿ y de ¿Socrate¿, o de la ¿Musique d¿ameublement¿ (que debe ser interpretada «para que nadie la escuche») es también un escritor singular, que supo aliar la fantasía más desatada con la ironía más sutil. Los textos aquí reunidos nos desvelan los matices según los cuales entendió las complejas y a menudo contradictorias relaciones entre la música y la poesía.