La voz de Dios no siempre es una voz audible. Siendo Dios Todopoderoso tiene las veinte mil maneras de comunicarse con el ser humano. A esa comunicación yo le llamo la voz profunda de Dios. Quiere decir que cuando Dios busca la manera de comunicarse con el ser humano es una voz particular que Dios dirige a sus hijos. Lo ha hecho, lo hace todavía y lo hará por la eternidad porque Él siempre se va a comunicar con sus hijos desde la eternidad. Cuanto amor nos prodiga día tras día. Las ocupaciones y el llamado tiempo hacen que nos olvidemos de que Dios está siempre buscándonos para entablar una comunicación contigo. Prestemos oído, hagamos silencio, y dediquemos un momento con Dios para escuchar su voz.
La voz de Dios, llama que nunca se apaga, es una respuesta a un llamado de Dios que había sido plantado en mi corazón desde niño. Como lo expresa una anécdota en el libro, La esperanza nunca muere. Esa voz que nunca se apaga seguirá insistentemente tocando a la puerta del ser humano para que este le abra y cenar con él y él con Cristo. Hoy más que nunca necesitamos esa voz que es como una llama que nunca se apaga.