"...es posible que hallemos modos de evadir la lucha política partidista, el esfuerzo por adquirir poder y mantenerlo frente a otros. Lo que no podemos hacer es evitar toda definición política o abstenernos de actuar políticamente en una sociedad en que la vida está tan condicionada por estructuras y relaciones institucionales que nos obligan a optar por alguna posición política.
Y aquí sí el dilema es el mismo para todos: o vivimos para Dios y hacemos política promoviendo su Reino de amor y justicia con miras al bien común, o vivimos intencional o inintencionalmente para el dios de este siglo y promovemos su política."